El poeta Halley

Me atraparás al vuelo,
Y nunca en la pared
Y si me dejas aire,
En tus líneas dormiré
Palabras de una musa
De baja maternal.

Puede,
que al fin me conozca muy bien
Si fueran puntos grises mis rarezas,
Cada tara que creé.
De seguirlos con un lápiz, 
al final verías mi cara en el papel.

Por eso
Estoy por aquí otra vez,
Rebuscando en mi almacén esa palabra,
Cónsul de mi timidez,
Ojalá encuentre la forma,
Más me vale,
Tengo un tema que acabar.

¿Si no aparece nunca?
¿O entiendo que no di con la palabra justa?
Y cuando al fin la encuentro 
llega aquel mar de dudas,
Si cuando me decido tú me detienes 
siempre.
Me aprietas justo aquí y dices "No" 
mi leal traidora inspiración,
cuando apareces menos soy
...Y soy yo.

Te quedarás dormida,
Menuda novedad,
Es peor mi "geniocidio"
Cuando no te dejo hablar.
En la autopista de la vida
Si te saltas la salida 
hay que esperar.

Puede,
Que no haya aprendido a aceptar
Que escuadrones de moral judeocristiana
Con su culpabilidad,
Nos seguirán por tierra, 
por el aire y sobre todo por amar.

Puede,
Que esté demorando la acción,
A los doce tuve un sueño en que ganaba,
Pero el sueño me venció.
Desde entonces mis derrotas 
son las huellas del carnet
De ese tal yo.

Ahora escúchame,
¿ya he encontrado la palabra justa?
Mejor prepárate.
Tiene algo que a todos asusta.
Sí, la voy a soltar.
La quiero soltar.

Pronunciaré '"esperanza",
La gritaré por dentro 
si es lo que hace falta.
La escribiré mil veces, 
me alejaré de espaldas
Quizás de repetirla algo me quede.
No puedo permitir tu negación.
Mi leal traidora inspiración,
De intermitente aparición.
Como un ángel hallado en un ascensor.

¡Qué bien funcionas 
como recuerdo!


Acojo en mi hogar
Palabras que he encontrado 
abandonadas en 
mi "palabrera".

Examino cada jaula y allí,
Ladrando vocales 
y consonantes,
Encuentro a sucios 
verbos que lloran 
después de ser 
abandonados
Por un sujeto 
que un día fue su amo
Y de tan creído que era
Prescindió del 
predicado.

Esta misma semana
Han encontrado a un par 
de adjetivos transtornados,
A tres adverbios muertos 
de frío y a otros tantos, 
de la raza pronombre,
Que sueñan en sus jaulas
Con ser la sombra 
de un niño.

Señalo entonces
A las palabras que llevan 
más días abandonadas
Y me las llevo a casa:
Las vacuno de la rabia 
y las peino a mi manera
Como si fueran hijas únicas,
Porque en verdad 
todas son únicas.

Acto seguido
Y antes de integrarlas 
en un parbulario 
de relatos o canciones,
Les doy un beso de tinta
Y les digo que si quieres 
ganarte el respeto
Nunca hay que olvidarse 
los acentos en el patio.


A veces, 
les pongo a mis palabras
Diéresis de colores 
imitando diademas
Y yo sólo observo cómo 
juegan en el patio 
de un poema.

Casi siempre te abandonan 
demasiado pronto
Y las escuchas en bocas ajenas,
Y te alegras, y te enojas 
contigo mismo,
Como con todo lo que amamos 
con cierto egoísmo.


Y uno se queda en casa,
Inerte y algo vacío,
Acariciando aquel vocablo 
mudo llamado "silencio"
Siempre fiel
siempre contigo.

Pero todo es ley de vida.

Como un día me dijo 
el poeta Halley:

"Si las palabras se atraen
Que se unan entre ellas
Y a brillar
¡Que son dos sílabas!"


[El Poeta Halley, 2016]
Love of Lesbian

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