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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Ser - Existir

Y yo también quise ser. Fue lo único que quise; ésta es la clave del asunto. Veo claro en el aparente desorden de mi vida: en el fondo de todas estas tentativas que parecían sin relación, encuentro el mismo deseo: arrojar fuera de mí la existencia, vaciar los instantes de su grasa, torcerlos, desecarlos, purificarme, endurecerme, para dar al fin el sonido neto y preciso de una nota de saxofón. Hasta podría constituir un apólogo: era una vez un tipo que se había equivocado de mundo. Existía, como la otra gente, en el mundo de los jardines públicos, de los cafés, de las ciudades comerciales, y quería persuadirse de que vivía en otra parte, detrás de la tela de los cuadros, con los dux del Tintoreto, con los graves florentinos de Gozzoli, detrás de las páginas de los libros, con Fabricio del Dongo y Julían Sorel, detrás de los discos de fonógrafo, con las largas quejas secas del jazz. Y después de hacer el imbécil, comprendió, abrió los ojos, vio que había sido un error; estaba en una ta

Ritmo

Él no existe. Hasta es irritante; aunque me levantara y arrancara el disco del platillo que lo sostiene y lo rompiera en dos, no lo alcanzaría. Está más allá, siempre más allá de algo, de una voz, de una nota de violín. A través de espesores y espesores de existencia, se descubre, delgado y flexible, y cuando uno quiere atraparlo, sólo encuentra existencias, tropieza con existencias desprovistas de sentido. Está detrás de ellos; ni siquiera lo oigo; oigo sonidos, vibraciones del aire que lo descubren. No existe, puesto que no tiene nada más; todo el resto es lo que está de más con respecto a él. Él es . [La náusea] Jean-Paul Sartre